Cómo cuando mi mamá me mandó a la secundaria técnica como castigo por rebelde y tuve que aprender taquimecanografía, o cuando se me partió el corazón en su momento más tierno.
Cómo cuando creí en instituciones obsoletas con fe ciega, solo para que un día, la fe tuviera todo el sentido.
Esto también tendrá sentido en algún momento y hoy he decidido dejar de esperarlo.